A lo largo de una trama que discurre con la precisión de un mecanismo de relojería, Jane Austen perfila una galería de personajes que conforman un perfecto y sutil retrato de la época: las peripecias de una dama empeñada en casar a sus hijas con el mejor partido de la región, los vaivenes sentimentales de las hermanas, el oportunismo de un clérigo adulador... El trazado de
los caracteres y el análisis de las relaciones humanas sometidas a un rígido código de costum- bres, elementos esenciales de la narrativa de la autora, alcanzan en Orgullo y prejuicio cotas de
maestría insuperable. La presente edición incluye una detallada cronología de la autora. Asimismo recupera la introducción original de Penguin Clásicos a cargo de Tony Tanner, que desarrolló su carrera como
catedrático de literatura inglesa y norteamericana en la Universidad de Cambridge. Sus acerta- das reflexiones sobre la obra de Jane Austen son la mejor guía para adentrarse en el universo
literario de esta autora. «Pero mi locura no ha sido el amor sino la vanidad.»
A lo largo de una trama que discurre con la precisión de un mecanismo de relojería, Jane Austen perfila una galería de personajes que conforman un perfecto y sutil retrato de la época: las peripecias de una dama empeñada en casar a sus hijas con el mejor partido de la región, los vaivenes sentimentales de las hermanas, el oportunismo de un clérigo adulador... El trazado de
los caracteres y el análisis de las relaciones humanas sometidas a un rígido código de costum- bres, elementos esenciales de la narrativa de la autora, alcanzan en Orgullo y prejuicio cotas de
maestría insuperable. La presente edición incluye una detallada cronología de la autora. Asimismo recupera la introducción original de Penguin Clásicos a cargo de Tony Tanner, que desarrolló su carrera como
catedrático de literatura inglesa y norteamericana en la Universidad de Cambridge. Sus acerta- das reflexiones sobre la obra de Jane Austen son la mejor guía para adentrarse en el universo
literario de esta autora. «Pero mi locura no ha sido el amor sino la vanidad.»